El poder del pensamiento
Desde que nacemos nos estamos relacionando con el entorno, con la familia, con la comunidad dónde estamos viviendo y vamos creando ideas de cómo son los demás y cómo somos nosotros mismos. Estas ideas que son aprendidas y adquiridas pasan a ser creencias, y estas creencias, junto con la educación recibida nos dan las pautas para relacionarnos con el mundo, forjan nuestra personalidad y determinan la forma que tenemos de ver el mundo. A partir de estas creencias surgen nuestros pensamientos.
A lo largo de nuestra vida surgen situaciones que van modelando estas creencias y van determinando nuestra forma de actuar. Nuestro entorno y las personas cercanas a nosotros condicionan la forma en la que vemos el mundo. Los pensamientos negativos originados como consecuencia de este aprendizaje desde que éramos pequeños pueden ser razonables y justificables, sin embargo, no nos ayudan a avanzar en nuestra vida. Hemos de saber, de darnos cuenta de que nosotros somos los dueños de esos pensamientos, de nuestros pensamientos y solo nosotros tenemos la clave para abrir o cerrar esa puerta.
Es cierto que no podemos controlar lo que nos depara la vida, pero si podemos elegir cómo afrontarlo y no permitir que determine nuestro futuro. Importante es lo que nos pasa, pero es más importante cómo lo afrontamos y saber dónde queremos llegar.
Son nuestros pensamientos los que determinan lo que hacemos y cómo lo hacemos. La negatividad, los “debería”, “los tengo que”, los “siempre” y los “nunca” son señales de que nuestros pensamientos son perjudiciales. Hay momentos en los que pensamos que sólo nos pasan cosas malas, y todo lo vemos negro. Es probable que la situación no sea agradable, sin embardo siempre habrá algo positivo que nos ayude a seguir adelante.
¿Cómo puedo cambiar lo que pienso?
No es fácil, pero tampoco es imposible. El darse cuenta de lo que pienso y como lo pienso y la constancia son el eje del cambio para nuestros pensamientos negativos.
Podemos controlar nuestros pensamientos si:
Ø Nos paramos a pensar sobre una situación en concreto, ampliamos la mirada sobre el acontecimiento y lo miramos con perspectiva. Observamos, sin juzgar, la consecuencia que tuvo y plantearnos cómo lo podemos evaluar la próxima vez.
Ø A veces es bueno preguntar a otros para que te den otro punto de vista.
Ø Preguntarnos si lo que vemos es realmente como lo vemos, y si verlo así nos ayuda o nos beneficia.
Ø Ser honestos y no engañarnos.
Ø Contar hasta 10 evita que actuemos sin pensar.
Ø El ambiente influye mucho en cómo analicemos las situaciones. Los ambientes negativos nos influirán y determinarán nuestra actuación, por tanto, intentar alejarse todo lo posible para pensar con otra perspectiva.
Ø Practicar la relajación y disfrutar del presente es también una buena forma de evitar pensamientos negativos relacionados con el futuro.
Si crees que los pensamientos negativos influyen en tu vida, quizá sea el momento de ponerle remedio.
“Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos” Buda
Felicidad García