¿Qué es la depresión?
La causa de la depresión no es bioquímica, tampoco es debido a la situación que ha acontecido en un momento determinado de nuestra vida. Entonces ¿Cuál es la causa del sentimiento profundo de tristeza que suele acompañar a la depresión?
La causa real del estado depresivo es la manera de pensar, la forma que tenemos de interpretar lo que sucede. Son los pensamientos generados al estado emocional de la tristeza los que hacen que perdure en el tiempo y que nos cause la depresión.
La buena noticia es que, a pesar de no poder, a veces, elegir la situación en la que vivimos y los acontecimientos que se nos presentan en nuestro día a día, sí podemos intervenir sobre la manera en la que la interpretamos y nos enfrentamos a ella. En este punto reside nuestra responsabilidad y está en nuestra mano modificar esa interpretación de los hechos.
¿Qué provoca el mal emocional? los pensamientos y las creencias.
Las emociones negativas sanas como la tristeza y el miedo nos ayudan a afrontar de forma eficaz lo que ha ocurrido en nuestra vida. Nos mueven a la acción, de manera realista y lógica. Los estados emocionales insanos, como la depresión, la ansiedad, la culpa o la rabia nos bloquean, nos paralizan, nos impiden afrontar la situación, llevándonos a un círculo vicioso del que es difícil salir.
Es normal sentir tristeza ante una pérdida de trabajo, pareja o nuestra mascota, pero no es normal que esa tristeza sea demasiado intensa, frecuente y duradera y acabe convirtiéndose en depresión. Lo que falla es cómo te lo cuentas. Cómo te dices a ti mismo esa pérdida.
Los pensamientos y creencias sobre la situación sería la verdadera causa de cómo me siento y no la situación en sí. Tendemos a pensar que la situación es siempre responsable de cómo me siento, pero esto es falso y lo podemos comprobar de manera muy sencilla al ver que diferentes personas, en las mismas circunstancias, tienen emociones distintas. El proceso de depresión se podría esquematizar de la siguiente manera: Hay un activador que responde a una pérdida vital y que hace que nuestros pensamientos se tornen oscuros y como consecuencia me siento inútil, en un mundo hostil y un futuro "desesperanzador".
Estos pensamientos inundan nuestra mente y creemos que son verdaderos. Si lo pienso, es verdad. Pero en realidad no es así. Nuestro cerebro tiende a generalizar, a etiquetar, a dramatizar y esto es lo que causa nuestro sufrimiento tan intenso, que llamamos depresión.
“Las emociones que minan nuestros objetivos y propósitos principales en la vida son destructivas e irracionales. Son fundamentalmente: la depresión, la ansiedad excesiva, la ira excesiva y la culpa pronunciada.” Albert Ellis
Con este tipo de pensamientos y emociones lo que hacemos es aislarnos, dejar de hacer cosas placenteras e incluso romper con nuestra rutina diaria. Este sería el cómo me siento y cómo actúo.
Es imposible sentirse mejor si actuamos de manera que nos aleje de todo aquello que puede satisfacernos vivir mejor nuestro día a día.
Por lo tanto, la clave está en modificar los pensamientos negativos que nos bloquean y así podrás liberarte a ti mismo. Tener ganas de hacer cosas significa estar motivados, albergar un propósito vital, un sueño, una meta, que nos impulsa a ponernos en movimiento para conseguir lo que queremos alcanzar, y nos empuja a vivir con ilusión y esperanza.
En ocasiones, la tristeza o la depresión son tan intensas que no logramos ver un por qué o un para qué de nuestra vida. Lo cierto es que siempre podemos verlo, encontrar ese motivo. Lo que ocurre es que se nos nubla la vista y nos obliga a ver el mundo de color negro, cuando todos sabemos que existen todos los colores y lo negro se puede ver gris claro.
Cuando la emoción nos nubla, los pensamientos son negativos y creemos que la realidad es esa, sin embargo, son el resultado de una mente irracional que en ese momento está pensando de manera poco realista.
Tendemos a tomarnos las cosas de forma demasiado personal, a exagerar lo que nos ha pasado, a dramatizar o pensar que nunca seremos felices, a perder la esperanza. Sin embargo, yo estoy convencida, que, con un cambio de actitud y una visión en perspectiva amplia, todo será más fácil y podremos encontrar en nosotros mismos, la tranquilidad y la serenidad que nos hace vivir de manera pacífica desarrollando el sentimiento de amor y compasión.