¿Por qué molesta tanto en esta sociedad actual que las mujeres seamos libres, se nos reconozcan nuestros méritos y derechos y se recupere nuestra historia hasta el punto de llegar a ejercer la violencia contra nosotras?
Etimológicamente patriarcado viene del griego y significa – gobierno de los padres – El adjetivo patriarcal representa una estructura en la que los varones tienen poder sobre las mujeres.
El patriarcado sigue estando presente en estos momentos de nuestra historia tanto en el ámbito personal (roles educativos en casa y en el colegio, reparto de tareas, sexualidad) como en el colectivo, ya que los puestos de poder políticos, empresariales, instituciones religiosas, entidades de cualquier tipo, siguen estando dirigidas en su mayoría por varones y, gracias a las reivindicaciones organizadas por mujeres, se han ido alcanzando pequeñas cotas de igualdad.
¿Podemos cambiar este modelo y sustituirlo por uno más igualitario? Este cambio implica cuestionar todo nuestro sistema de valores, modificarlo o abolirlo. Sólo entonces, podremos hablar de igualdad, libertad, independencia, autonomía, paridad, consonancia, armonía, aquiescencia, equilibrio entre hombres y mujeres.
Es obvio que, y está demostrado, a lo largo de nuestra historia se ha confirmado la manifestación y la institucionalización del dominio del hombre sobre las mujeres y la sociedad. Una sociedad que se niega a mirar y a reconocer todos los testimonios e implicaciones de la desigualdad femenina, es una sociedad patriarcal, es una sociedad que domina y oprime, es una sociedad estructurada en la que cada persona, hombre y mujer, consciente o inconscientemente, pone su granito de arena para mantenerla y fomentarla.
No se trata de buscar culpables, se trata de comprender qué pasa, qué les pasan a las mujeres y a los hombres. Estamos tan habituados a vivir como vivimos, a escuchar lo que escuchamos, que muchos/as piensan y de verdad lo creen que es “normal”, que “no es para tanto”, “total, así ha sido siempre”, que hay una “exageración” cuando se habla del asunto. Lo tenemos tan interiorizado que no vemos y cuando lo vemos, lo justificamos. Hay una tendencia a minimizar el “problema”.
¿Cómo podemos contribuir las mujeres y hombres de a pie a conseguir el cambio?
Dos pilares importantes: la educación y la familia. Todos formamos parte de un sistema familiar donde nacemos, crecemos, vivimos y aprendemos a ser. Es en este espacio, dónde se ha de empezar a sembrar el cambio tanto en las niñas como en los niños, haciendo un trabajo conjunto de los padres para inculcar la igualdad y la paridad en el seno familiar. Es un trabajo de hombres y mujeres. La conciencia individual vs colectiva ha de formarse. Yo animo a todos los hombres y mujeres que escuchen, que hablen, que participen, que expresen sus sentimientos e ideas. Este, no es solo un problema de las mujeres, es también un problema de los hombres y desde esa conciencia colectiva, los resultados pueden ser, sencillamente, abrumadores y beneficiosos para todos/as.
Se trata, en definitiva, del cambio de una forma de vida y de la ideología que la ha defendido durante miles de años.
Yo, apuesto por el cambio.
Felicidad García Rodríguez
¿Te gustó el artículo? Compártelo en: